Tipos de hambre: ¿sabes cuáles son?
Cuando sentimos hambre, solemos pensar que es simplemente una señal del cuerpo para pedirnos alimento. Pero la realidad es mucho más compleja: ¿sabías que existen diferentes tipos de hambre? Cada una con sus propias causas y características. Y no siempre la comida es la solución. Por eso, comprenderlas te ayudará a tomar decisiones más conscientes sobre tu dieta y a disfrutar de la gastronomía sin culpas ni excesos.
¿Qué es el hambre?
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en sentido estricto, hambre se refiere a “una sensación física incómoda o dolorosa causada por un consumo insuficiente de energía alimentaria”. Es decir, se trata de una respuesta fisiológica que indica la necesidad de ingerir alimentos para obtener energía y nutrientes. Sin embargo, no siempre comemos porque realmente lo necesitamos para vivir, ¿verdad? De ahí que la Real Academia Española la defina como “gana o necesidad de comer”, incluyendo otros tipos de hambre no vinculados a una exigencia vital.
¿Cuáles son los 5 tipos de hambre?
De este modo, los expertos han clasificado el hambre en diferentes categorías. ¿Cuáles son los 5 tipos de hambre?
· Fisiológica. Es la necesidad biológica de ingerir alimentos, lo que podríamos calificar como el hambre auténtica. Se manifiesta con señales como el rugido del estómago, fatiga o falta de concentración. La mejor forma de saciarla es con comidas equilibradas y ricas en nutrientes.

· Hormonal. Las hormonas, como la grelina y la leptina, regulan la sensación de hambre y saciedad, respectivamente. Factores como el estrés o la falta de sueño pueden alterarlas, llevándote a comer en exceso o a no sentir hambre en absoluto. Lo mismo ocurre en etapas de cambios hormonales, como el embarazo o la menopausia, donde es normal sentir más apetito.

· Emocional. Muchas veces seguro que comes para gestionar el estrés, la ansiedad, el aburrimiento o la tristeza, o simplemente por rutina, como tomar churros con chocolate los domingos por la mañana. Además, este tipo de hambre te impulsa a buscar alimentos ricos en azúcares y grasas que liberen dopamina y generan sensaciones de placer y bienestar temporal. Por eso, cuando has tenido un día nefasto en el trabajo, no te da por comprar brócoli, sino pizza.

· Ambiental. El entorno influye más de lo que piensas en tu alimentación y hay muchos factores ambientales que pueden disparar tus ganas de comer. De hecho, Jan Chozen, en su libro Comer atentos, habla de tipos de hambre visual, olfativa, auditiva y bucal. Es, por ejemplo, que te apetezca comer algodón de azúcar al pasear por la feria, querer un trozo de pan tras pasar por delante de una panadería, desear unas pipas sólo por escuchar cómo crujen o no poder resistirte a una rodaja de sandía para disfrutar de su textura refrescante. Y da igual que hayas comido de forma copiosa justo antes.

· Voraz. Es lo que la doctora Marián García, autora de Tu cerebro tiene hambre, denomina ‘Dragon Khan’. Se presenta por los altibajos de los niveles de glucosa en sangre, generando un apetito voraz rápidamente que te lleva a ingerir grandes cantidades de comida en poco tiempo, sin disfrutarla realmente.

¿Cómo actuar según el tipo de hambre que tengas?
Como consecuencia, para mantener una relación saludable con la comida, es clave identificar los tipos de hambre y responder de manera adecuada a cada uno de ellos. ¿Qué puedes hacer para seguir una dieta saludable?
· Detecta el origen. Pregúntate si tienes hambre-hambre o es un apetito de otro tipo. Te puede ayudar ver si el deseo de comer aparece de forma gradual o de forma súbita o evaluar si te comerías cualquier cosa o el cuerpo sólo te pide dulce o ultraprocesados.
· Busca distracciones. Muchas veces esos antojos no fisiológicos sólo duran unos minutos. Por eso, levantarte a dar un paseo, hablar con alguien o tomar un vaso de agua son trucos que pueden calmar ese impulso.
· Opta por alternativas saludables. En caso de que no te puedas resistir, trata de ingerir alternativas más sanas y alimentos con mayor poder saciante. Por ejemplo, si el cuerpo te pide dulce, prueba con una onza de chocolate negro en lugar de una pieza de bollería.
· Cuida las rutinas. Comer a tus horas, dormir bien, hacer ejercicio y seguir una dieta equilibrada contribuirán a que los tipos de hambre que sientas sean, en la mayoría de las ocasiones, fisiológicos.
En este sentido, ¿sabes que el aceite de oliva es perfecto para una alimentación saludable? Tanto por sus beneficios para el organismo, como por su capacidad saciante, es un ingrediente que no puede faltar en tu menú diario para controlar los tipos de hambre. ¡Descubre los AOVEs de Hacienda Guzmán y sacia tus necesidades físicas y emocionales!