Tips para combatir el calor con la alimentación
Durante los meses más calurosos, el cuerpo necesita encontrar vías de escape a las altas temperaturas. Ir por la sombra, tomar duchas o baños fresquitos, hidratarse, sacar el abanico e incluso el propio hecho de sudar son formas para regular la temperatura corporal. Pero, ¿sabías que lo que pones en el plato también tienen mucho que ver? Sí, aunque no lo creas, puedes combatir el calor con la alimentación. ¡Te lo contamos!
Cómo influye la alimentación en la temperatura corporal
Seguro que alguna vez te ha pasado que, tras comer un plato contundente en agosto, te has puesto a sudar como si estuvieras en un hammam. La razón es simple: nuestro cuerpo necesita energía para digerir lo que comemos, y ese proceso genera calor. Este fenómeno se llama termogénesis inducida por la dieta o efecto térmico de los alimentos.
Ahora bien, algunos alimentos provocan una mayor actividad metabólica y, por tanto, más calor. Por ejemplo, las proteínas generan un gasto calórico del 20-30% de su valor calórico. En cambio, en las grasas, el consumo energético disminuye al 1-3%. Así que sí, un chuletón en verano puede ser tu enemigo número uno si lo que quieres es combatir el calor con la alimentación.
Por el contrario, frutas, verduras y otros alimentos ricos en agua y fáciles de digerir ayudan a mantenerte fresco. Además, ciertos ingredientes contienen nutrientes que favorecen la vasodilatación periférica (sí, otro palabro médico) que básicamente es que tu cuerpo se refresca mejor. Es por eso que la dieta mediterránea es perfecta para estas fechas.
¿Qué puedo comer para combatir el calor?
¿Cuáles son los alimentos aliados para el verano? Aquí va una lista, sabrosa y fresquita, de productos que deberías incluir sí o sí en tu menú estival para combatir el calor con la alimentación:
1. Frutas ricas en agua: Sandía, melón, piña o fresas. Refrescan, hidratan y endulzan la vida sin añadir calor al cuerpo.
2. Verduras crujientes y ligeras: Pepino, apio, tomate o lechuga. Perfectos para ensaladas rápidas y frescas.
3. Gazpacho y salmorejo: Clásicos andaluces que hidratan, alimentan y sientan como un chapuzón en la piscina.
4. AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra): Sí, el oro líquido también refresca. En crudo, potencia sabores y mejora la digestión.
5. Yogur natural o kéfir: Ligeros, probióticos y perfectos para regular la flora intestinal con el calor.
6. Pescados azules y blancos: El salmón o la merluza son proteínas fáciles de digerir, ideales para cenas ligeras.
7. Infusiones frías: La menta, el rooibos o la manzanilla son algunos ejemplos. No, no hace falta que sean calientes para que funcionen.
8. Semillas y frutos secos hidratados: Las almendras en remojo o las semillas de chía pueden ayudarte a mantener la energía sin subir la temperatura.
9. Agua de coco: Refrescante, remineralizante y muy instagrameable.
10. Helados caseros de fruta y AOVE: Sorpresa golosa que no esperabas, ¿eh? Mezcla fruta congelada con un chorrito de AOVE y obtendrás un capricho saludable.
Cada uno de estos alimentos contribuye de forma directa o indirecta a combatir el calor con la alimentación, ya sea por su contenido en agua, por su ligereza o por su efecto refrescante en el cuerpo.
Trucos para combatir el calor con la alimentación
Más allá de lo que comes, cómo y cuándo lo haces también puede marcar la diferencia. Aquí van 7 trucos infalibles para ganar la batalla contra el mercurio:
1. Evita comidas copiosas y pesadas. No es momento para banquetes medievales. Opta por platos ligeros y en menor cantidad, repartidos a lo largo del día.
2. Modera el consumo de sal. La sal en exceso favorece la retención de líquidos. ¿Resultado? Sensación de hinchazón y más calor. Mejor potencia sabores con hierbas frescas y un buen AOVE.
3. Olvídate del alcohol (o al menos, modéralo). Aunque parezca que una cerveza o una sangría fría refresca, el alcohol deshidrata y entorpece la autorregulación térmica del cuerpo. Cuidado con la falsa sensación de frescor. Mejor, apuesta por los mócteles.
4. Apuesta por cocciones suaves o en crudo. Vapor, horno bajo, plancha rápida… O mejor aún, alimentos crudos como ensaladas, carpaccios o tartares son lo más recomendado para los meses de verano.
5. Hidrátate incluso si no tienes sed. Sí, parece básico, pero muchas personas no beben suficiente agua. Ten en cuenta que, aunque se aconseja consumir entre 1,5 y 2 litros de agua diarios, en verano esta cantidad debe aumentar hasta los 2,5 litros, según las autoridades. Puedes introduce alimentos con alto contenido en agua para compensar.
6. No abuses de los azúcares simples. Dulces, bollería y refrescos azucarados disparan la glucosa, generan picos de energía y calor… y luego viene el bajón. Mejor fruta natural y postres caseros con poco o nada de azúcar.
7. Incluye grasas saludables como el AOVE. Aporta saciedad sin sobrecargar, mejora la digestión y es una fuente de antioxidantes. Además, realza cualquier receta veraniega sin añadir pesadez.
Estos pequeños gestos diarios son el secreto para combatir el calor con la alimentación sin renunciar al placer de comer bien. Para ello, te invitamos a visitar el recetario de Hacienda Guzmán, donde encontrarás numerosas recetas veraniegas. Ideas frescas, saludables y con el toque inconfundible de nuestro AOVE.